Carlos Pumares cinéfilo amigo

A Carlos Pumares Pardo (1943-2023), principalmente crítico de cine, lo empecé a escuchar en Antena 3 Radio, donde estuvo desde 1982 a 1992 con su programa “Polvo de Estrellas” que continuaría en otras emisoras. No había internet y la afición al cine se alimentaba de la revista Fotogramas, las películas en salas y en Televisión Española, la única que había, y el programa de Carlos Pumares a la una y media de la madrugada. Era una época en la que mi juventud me permitía trasnochar (películas, radio, NBA, premios Oscar, que un año retransmitió el propio Pumares…) y aguantar las clases del día siguiente como una lechuga fresca… no la que tengo en mi nevera. Hoy en día soy incapaz de ello y menos teniendo que madrugar para ir al trabajo, (cómo estorba en mi vida), pero la tecnología ayuda, con la posibilidad de escuchar los programas favoritos a la hora que uno quiera por internet.

Cuando muere una persona a la que sigo, tengo la sensación de que lo hace alguien cercano y familiar, un amigo que comparte horas de pasión, en el caso de Carlos Pumares por el cine, (como José Luis Garci y sus distintos programas, "Qué grande es el cine" comenzó en 1995. Por cierto,  fueron amigos y colaboradores, pero fueron perdiendo el contacto con el tiempo). 

Además de amigo radiofónico, con el que podía estar o no de acuerdo con sus opiniones como con las de Garci, tuve la ocasión de hablar con Pumares en 2016. Llevaba tiempo, mucho, queriendo escribir sobre ese encuentro, del que hice unos apuntes en unas hojas, de ahí que sus palabras sean bastante exactas, y la noticia de su fallecimiento me hace no posponerlo más.

Era el periodo de rebajas, fecha señalada para los coleccionistas de películas por las ofertas y los descuentos progresivos del Corte Inglés. Yo estaba buscando un título que me interesaba en la sección de películas del establecimiento del Paseo de la Castellana en Madrid. Yo tirado como un perro, que decía mi padre, para ver la balda de abajo, balda que deberían prohibir por la salud de los clientes, y una voz familiar, por haberla escuchado tantas veces en radio o televisión, me dice:

- Al genio al que se le ocurrió poner los DVDs junto a los Blu-Rays deberían darle un premio.

A mi lado el inconfundible crítico de cine Carlos Pumares, con una película en la mano, cuyo título no alcanzo a ver, como los del fondo de la balda de abajo. En ese momento pienso que no debe tener reproductor de "Blu-Ray", que sí permite ver "deuvedés". Cuentan de él que viaja a los festivales de cine con su reproductor (primero de VHS y luego de DVD) en el maletero y películas que luego ve en la habitación del hotel.

Como ve que me incorporo sonriente y le he reconocido, dice algo así: 

- Si ya el director general del Corte Inglés lo hace mal, el de la sección de películas se lleva la palma, y no la de oro del festival de Cannes...

Le enseño una edición de "Centauros del desierto" (1956) de John Ford que venden en un pack junto a otras dos del oeste y me dice que esa, como debe ser, ya la tiene desde hace tiempo. Seguimos compartiendo ese momento de aficionados al cine, en este caso al cine en casa, rebuscando entre títulos clásicos y me comenta:

- En las rebajas de este enero ya no han puesto la acostumbrada caja con las películas de 5’95 euros.- Y que al preguntar le ha dicho la señorita que están mezcladas y que las busque entre las otras películas. - Todo un follón, un revoltijo de formatos, precios y géneros. 

Por ejemplo, vemos una de Buñuel en la sección de cine bélico. Luego Pumares con otro DVD en la mano, contrariado, con el mismo tono que utilizaba cuando denunciaba algo en sus programas de radio y televisión:

- ¿Y esta película por la que le dieron el Óscar a Gregory Peck, "Matar a un ruiseñor"? ¡Pues no tiene los subtítulos en español… Mire, en checo, búlgaro, todos los idiomas menos español!

También dice que piensa: 

- Al tener una FNAC al lado estos del Corte Inglés han tirado la toalla. Pero en la Fnac no hay muchas ofertas.

Le digo que en FNAC tienen un 3x2 pero que hay que encontrar tres películas del mismo precio para que salga a cuenta, por que la que regalan es la de menor precio. (Algo que siempre hemos dicho mi amigo Diego Santiesteban y yo). Pumares responde: 

- No, si ahora habrá que hacer una carrera para comprarse una película… no me extraña que la gente se baje películas o vaya al "Top Manta", una peli en DVD no puede costar 20 euros.

En ese momento pienso que no le falta razón a este señor (72 años en ese momento, nació en 1943, como mi padre), licenciado en físicas.

Nos despedimos, yo encantado de haber podido compartir cine con Carlos Pumares.

Descanse en paz. Y ojalá haya cine en el cielo.


Pinchando aquí una gran entrevista a Carlos Pumares en Jot Down de ese mismo año, 2016.

Carlos Pumares también era un melómano que traía discos de Londres para la música de su programa.

Nota: Ese establecimiento de FNAC que estaba en el paseo de la Castellana cerró y a fecha de hoy su lugar lo ocupa un Zara. Y me parece que ya pocas películas se venden en el “top manta” (bolsos y camisetas de fútbol sí); la proliferación de plataformas ha diezmado bastante esa forma de piratería aunque en internet sigue habiendo mucha a nivel particular.

Nota dos: Durante los años que viví cerca de ese Corte Inglés en Madrid pude ver a otros famosos comprando películas: entre los que me acuerdo Carlos Boyero, también el viudo de la Duquesa de Alba, el funcionario Alfonso Díaz, y el director del diario La Razón, Francisco Marhuenda.

Nota tres: Jaume Ripoll, fundador de Filmin, en su recomendado libro “Videoclub” (Ediciones B, Penguin, 2023), cuenta que los cambios de hábitos han hecho que muchos particulares tiraran sus colecciones de cine en VHS o en DVD a la basura: “No se habrían llenado tantos contenedores si las videotecas gozasen del mismo prestigio que las bibliotecas, pero la realidad es que las películas ocupan el último escalón en el ranking del glamur doméstico, a muchos puntos de distancia de libros, vinilos, cómics, vinos y plantas.” 

En dicho libro relata que su padre, propietario de cines y videoclubs y distribuidor en Mallorca, buscó para su colección particular “La Strada” (1954) de Federico Fellini por todas partes hasta que la encontró en Roma. Escribe que su padre “no la compró para ponerla sino para tenerla cerca. Para él la videoteca era eso, un recordatorio de las películas que lo marcaron, un lugar en el que se aprendía tanto pasando la mirada por los lomos y portadas como viendo las películas en sí.”

Para muchos coleccionistas de cine ese es el sentido de nuestras filmotecas/videotecas. A mi no me vale que pueda ver alguna de mis películas favoritas en Filmin, Netflix etc. Yo las tengo que tener físicamente. Y si algún día las plataformas pierden sus derechos de emisión, saber que la puedo ver en cualquier momento, aunque luego no lo haga.

Momento esperado por el coleccionista (pobre).





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